martes, 9 de octubre de 2018

IBN ABDÚN إبن عبدون اليابري

Badajoz, 09/10/2018

                                                               Ciudad de Evora - Portugal
 
 
IBN ABDÚN إبن عبدون اليابري

Leyendo sobre el gran legado histórico andalusí de nuestra querida ciudad de Badajoz, me encuentro con un gran poeta relacionado con Batalyaws, es el Poeta IBN ABDÚN, (Abdelmajid Ibn Abdun), y conocido como ALYABERI por nacer el año 1050 en Yabera, (EVORA), que formaba parte del reino de Batalyaws gobernado por Bani Al Aftas.

El rey Omar Al Mutawakkil, último rey de la taifa de Badajoz le abrió las puertas de Batalyaws, que en aquellos tiempos era una taifa con un destacado floreciente cultural que albergaba a los poetas.
Ibn Abdún se convertía en el secretario del rey Omar Al Mutawakkil, y le acompañaba en sus estancias y sus viajes.

Cuando los almorávides derrotaron a los aftasís, se apoderaron de Batalyaws, y asesinaron a Omar Al Mutawakkil y a sus dos hijos. Ibn Abdún sentía muy triste, y escribió uno de sus poemas más conocidos, una Qasida (elegía) lamentando la caída de los Aftasids, conocida como al-Qasidah Al Abduniyya .

Lloraba desconsolado el trono de los Aftasís, los días y las noches que pasaba en Batalyaws, lamentaba la pérdida del valiente Omar Al Mutawakkil, recordando su coraje. “El mundo ha perdido gloria y esplendor con la caída de su emirato” decía.

Ibn Abdún pasaba sus últimos años en Yabera (Elvas) donde fallecía en el año 1135.

miércoles, 3 de octubre de 2018

Badajoz celebra su pasado musulmán – ALMOSSASA 2018

Badajoz, 30 / 09/2018 – islam Extremadura


El imán de la Mezquita de Badajoz, Adel Najjar ha recibido en la Caseta al alcalde de Badajoz, Francisco Javier Fragoso; el alcalde de Elvas, Nuno Mocinha; alcalde de Marvao, Luis Vitorino; la concejala Paloma Morcillo; y las autoridades que compartieron un té en un ambiente lleno de amistad y convivencia. ( FOTO : PERIÓDICO EXTREMADURA, S. GARCIA)


Badajoz celebra su fundación musulmana, y los pacenses visitan 150 puestos instalados en la Plaza alta, y la Alcazaba de Badajoz, donde se  ofrece todo tipo de artículos hasta la una de la madrugada.
La Comunidad Islámica participa en las fiestas de ALMOSSASA, instalando una caseta en la plaza Alta

 El periódico HOY y el Periódico Extremadura vsitaron la caseta de la comunidad musulmana


FOTO:PERIÓDICO HOY
Un té con la comunidad islámica
Almossassa también sirve para estrechar lazos con la comunidad islámica de Badajoz. En la ciudad viven 2.5000 musulmanes, siendo el colectivo más plural de todas las comunidades árabes de Extremadura. Aquí tenemos vecinos del norte de África y Oriente Medio y estos días, nuestro pasado árabe nos ofrece una oportunidad para conocerlos mejor. Aproveche Almossassa para acercarse a la jaima que ponen en el mercado y compartan un té con un delicioso pastel árabe casero. «En nuestras casas, el té significa una bebida para sentirte bien, aquí significa amistad. Eso es lo que buscamos, acercarnos a nuestros vecinos y decirles que hay ciudadanos que, aunque abracen otra fe, sienten igual que el resto de pacenses». Así lo explica Adel Najjar, el imán de la mezquita de Badajoz, que hace de anfitrión en la carpa del mercado islámico. EL PERIÓDICO HOY

                                     ( FOTO : PERIÓDICO EXTREMADURA, S. GARCIA)

Siendo una cita que pretende rememorar el pasado árabe de la ciudad, no podía falta la Comunidad Islámica de Badajoz, que lleva cinco años instalando su estand en un lugar destacado de la plaza Alta, donde ofrece pasteles y té a quienes quieren acercarse, porque la caseta no tiene objetivo comercial. Su misión es «cultural, conectar con la gente, que sepan que hay una mezquita, que hay musulmanes extremeños y musulmanes pacenses, para normalizar nuestra vida», contaba el imán de Badajoz, Adel Najjar, quien reconocía que aún existen distancias, pero confía en el diálogo para que se vayan acortando. En cuanto al contenido de la fiesta, Adel Najjar quiso agradecer que los pacenses se interesen cada día más por conocer su pasado musulmán. «Detrás del té hay un gran logro, que es la amistad, y ese es nuestro objetivo, el musulmán tiene que buscar fórmulas nuevas para acercarse a los demás y participar». EL PERIODICO EXTREMADURA

Al Jazeera se fija en la herencia musulmana de Badajoz

Domingo, 30 septiembre 2018 -MIRIAM F. RUA.



El principal canal de televisión del mundo árabe emite un reportaje para dar a conocer la Alcazaba
270 millones de espectadores es la audiencia de Al Jazzera, el principal canal de televisión del mundo árabe, que acaba de emitir un reportaje sobre la Alcazaba de Badajoz. La proyección internacional que ha recibido la joya patrimonial de la ciudad es indudable, 20 países del mundo han situado en el mapa el Batalius del que hablan sus libros de historia.

Durante tres minutos se suceden los planos de la muralla, la torre de Espantaperros, el yacimiento, la puerta del Alpéndiz, la del Capitel o el palacio de los Condes de la Roca, que ofrecen una imagen global del principal monumento de la ciudad.

No obstante, el vídeo no se queda ahí, muestra también las vistas desde el Cerro de la Muela de la plaza de San José o del Guadiana y sus puentes. Además, se adentra en la sala de Islam del Museo Arqueológico para grabar algunas de las piezas más valiosas del periodo andalusí como la lápida de Sapur.

El reportaje se grabó en junio y forma parte de un serial que está haciendo la cadena (que comenzó a emitir en 1996 de la mano del gobierno de Catar) para dar a conocer enclaves patrimoniales de origen árabe desconocidos por ellos.

Precisamente esto es lo que destaca el imán de la mezquita de Badajoz, Adel Najjar: «Para mí es un orgullo que Badajoz sea conocida en el mundo árabe, porque no ha sido tratada como Granada o Córdoba, ciudades perfectamente conocidas por nosotros, por eso hay que fomentar su historia y su patrimonio».

«El vídeo -traduce del árabe Adel Najjar- resalta que la Alcazaba es testigo de la civilización, que es la más grande de Europa y por tanto, del mundo y que antes no se percibía su importancia pero que ahora los ciudadanos de Badajoz están fijándose en su pasado árabe y en el patrimonio que dejó».

Del impacto de la emisión del vídeo da cuentas el imán con esta frase: «Al Jazzera está entre las cinco primeras marcas internaciones de televisión y en el mundo árabe es la primera».

En el vídeo de Al Jazzera participa el cronista de Badajoz, Alberto González. «Me preguntaron qué significaba para Badajoz la Alcazaba y les contesté que todo, porque sin ella no existiría la ciudad, fue el origen. Luego hablé de las diferentes dinastías, deteniéndome sobre todo en la Aftasí que convirtió a Badajoz en un floreciente centro cultural».

Adel Najjar: «Badajoz no ha sido tratada como Granada o Córdoba y por eso hay que fomentar su historia y su patrimonio»

González reconoce que aprovechó la oportunidad brindada por Al Jazzera para «vender Badajoz, sus ocho hectáreas de recinto amurallado reforzado por 50 torres, algunas avanzadas como la de Espantaperros, y el núcleo defensivo de la ciudad», resume.

«Me pareció muy honrado que dieran una visión de la Alcazaba desde la propia ciudad», concluye.

Enlace video :

martes, 2 de octubre de 2018

Miguel Alba, arqueólogo: «El primer asentamiento de Badajoz no se ha destruido, está enterrado»

Badajoz, 1 octubre 2018, ANTONIO GILGADO, hoy.es



                   El arqueólogo Miguel Alba, en la plaza Alta de Badajoz. :: j. v. arnelas


El arqueólogo Miguel Alba insiste en que hay indicios suficientes para sacar a la luz en la Alcazaba la primera medina de Ibn Marwan
Cuando Ibn Marwan llegó en el año 875 al cerro de La Muela y fundó la ciudad en la Alcazaba, lo hizo con pobladores que le acompañaron de Mérida cansados de los abusos del poder central del emirato de Córdoba.


Ese primer asentamiento sigue enterrado en el subsuelo de la Alcazaba y sacarlo a la luz no es caro. Basta con dedicar un dinero para una batida geofísica en el terreno buscando el punto más alto que había en esa colina en 875.

La propuesta la hizo el jueves el arqueólogo Miguel Alba en la clausura del ciclo de conferencias de Almossassa. Alba trabaja en las excavaciones del Consorcio de Mérida y ha dedicado parte de su carrera a los siglos VIII y IX.

El nacimiento de la ciudad fue por rebeldía contra el poder del emirato de Córdoba

Ha estudiado a fondo la planimetría antigua de esta época en Badajoz y por lo que se ve en esos documentos técnicos todavía se diferencian las calles de esta medina original. Incluso sostiene que algunas se han fosilizado. Su tesis es que la destrucción en la Alcazaba por los continuos asedios militares afectaron al Badajoz posterior, el que se superpone al original. Sospecha que tienen que aparecer importantes construcciones hidráulicas como pozos y cisternas que se hacían para abastecer a la población durante las luchas con las tropas del emir.

Este primer asentamiento, detalla Alba, tendría una ciudadela señorial en la que residía Ibn Marwan, su cuerpo de guardia, con jardines y sus caballerizas. A continuación habría una calle principal y detrás la ciudad. En la falda de la ladera que da a San Roque se ubicaba un arrabal y el Rivilla ejercía de foso natural de defensa. En la zona de El Campillo hasta San Juan habría un segundo arrabal de cristianos. El interés de Ibn Marwan por aglutinar población hizo que aceptara a los que en esa época del siglo IX todavía resistían como cristianos. Alba dibuja una ciudad de calles rectas y con una mezquita principal, nada que ver con el imaginario colectivo de zoco musulmán de callejuelas estrechas. Ese modelo urbanístico, explica, fue de siglos posteriores.
El arqueólogo se remonta hasta las excavaciones que hizo el profesor Valdés en los años setenta.
Entonces se hicieron pequeñas prospecciones en lo que pudo ser la parte señorial y en la zona centro, donde aparecieron algunas construcciones que convendría ver de nuevo. En el trabajo de Valdés también se desenterró algo del arrabal de la ladera de San Roque. «Revisando ahora lo que hizo te das cuenta que fue muy atinado y muy coherente en estas excavaciones», según el criterio de Miguel Alba.

En realidad fueron intervenciones muy pequeñas porque tenían la idea de avanzar algunas hipótesis para posteriormente emprender excavaciones más ambiciosas. El problema es que las tareas arqueológicas en Badajoz tuvieron un parón muy prolongado y cuando se han retomado se han centrado en lo urgente, en evitar que se cayeran las paredes de la muralla. Han sido más de conservación del patrimonio que de investigar épocas anteriores.

Miguel Alba insiste, las respuestas están en el subsuelo y hasta ahora no hay hallazgos porque los arqueólogos han trabajado en los últimos años en el perímetro de la alcazaba actual. «Este primer asentamiento era pequeño, se ubicó en el interior de la Muela. Ibn Marwan tuvo después tanto éxito que su efecto llamada para asentarse en Badajoz creció y se fueron superponiendo murallas y construcciones».

Para entender esta hipótesis, Miguel Alba se detiene en la diferencia de cotas que se arpecia en el interior del recinto amurallado. En la puerta del Museo Arqueológico Provincial hay una pendiente considerable con respecto a la entrada por la puerta de la plaza San José. «Es innegable que el primer asentamiento estuvo allí y yo creo que si buscamos podemos hallarlo».

Exactitud

El arqueólogo del Consorcio recuerda que pocas ciudades tienen la posibilidad de saber con tanta exactitud cuándo fueron fundadas y por quién. En este caso, además incluso se conoce que Badajoz fue concebida en Alange. En el asedio previo que aguantó Ibn Marwan como rebelde del emirato de Córdoba. Entonces ya propuso que quería irse con su gente a lo que hoy es el Cerro de San Cristóbal. Concebía una ciudad similar a Mérida, a la izquierda del Guadiana y en un punto elevado, aunque más lejos del poder central de Córdoba.

En este contexto, insiste, hay que ver el nacimiento de Badajoz, no como un proceso amable en el que llega el emir y le da el beneplácito. Fue todo lo contrario. Badajoz fue una reacción contra los árabes. El poder absoluto de Córdoba marginaba los autóctonos de Mérida y surge una rebelión liderada por Ibn Marwan, de ahí el nombre de 'Al Maridi', el de Mérida. Córdoba nunca consistió una rebelión y desde el primer momento mandó tropas para evitar contagios en otras capitales del emirato. En este siglo IX solo hubo dos nuevas ciudades; Murcia y Badajoz. Murcia surgió con el beneplácito del poder central, pero Badajoz fue más por la rebeldía y la resistencia de Ibn Marwan.

miércoles, 15 de agosto de 2018

Omar al-Mutawakkil, Último rey de la taifa de Badajoz

Fuente : www.biografiasyvidas.com




Omar al-Mutawakkil, Último rey de la taifa de Badajoz, nacido hacia 1045 y asesinado en las cercanías de Badajoz hacia 1094. Su reinado conoció prósperas épocas de paz, seguidas del enfrentamiento contra el expansionismo castellano de Alfonso VI. Tras la llegada a la Península de los almorávides, la taifa de Badajoz, como otras, fue anexionada al imperio norteafricano.

Hijo de Muhammad al-Muzaffar, fue nombrado gobernador de Evora y aún en vida de su padre gobernó las comarcas occidentales del reino aftásida y las orientales desde Coria a Sierra Morena. A la muerte de su padre en 1068 se declaró independiente, mientras que el reino de Badajoz pasaba a su hermano Yahya, que se titulaba al-Mansur bi-Allah.

En octubre de aquel año el reino de Badajoz se vio atacado por Alfonso VI de Castilla ante la negativa de Yahya de pagar más tributos al rey cristiano, aduciendo que las parias debían ser soportadas también por Omar. Yahya pidió ayuda a los Banu Di n-Nun de Toledo y nombró heredero de su reino a Abul Hassan Yahya ibn Ismail, excluyendo así a Omar de la herencia de al-Muzaffar. Omar buscó el apoyo de Abul Qasim Muhammad ibn Abbad de Sevilla, comenzando así una guerra que según las crónicas dejó Badajoz devastada y a sus habitantes en la miseria.

La guerra sólo se detuvo tras la repentina muerte de Yahya hacia 1072, momento en que Omar devino soberano del reino aftásida de Badajoz y adoptó el título de al-Mutawakkil ala-Llah ('el que sólo confía en Dios') -que ya había usado en las monedas emitidas desde 1068-. Se instaló en Badajoz, donde trasladó la ceca y nombró gobernador de Evora a su hijo al-Abbas. Entre 1072 y 1079 se desarrolló un intenso movimiento cultural en Badajoz bajo el mecenazgo de al-Mutawakkil, que reunió en la ciudad a la élite literaria andalusí.

Nombró visir a Abd al-Rahman ibn Sahir, exiliado de Sevilla y que había participado en las negociaciones entre Omar y Yahya, desarrolladas inmediatamente después de la muerte de al-Muzaffar; también dio el mismo cargo a Ibn al-Hadrami, a quien más tarde destituyó por la ineficacia que alcanzó la administración y las frecuentes quejas de los súbditos referentes a su arrogancia e injusticia.

Tras su destitución no volvió a nombrar visir alguno y se hizo cargo personalmente del los asuntos de estado. Las crónicas hablan de una sublevación en Lisboa sin precisar la fecha, que al-Mutawakkil resolvió concediendo su gobierno a Ibn Jira, a quien envió a la ciudad con una retórica carta dirigida a los lisboetas; cuando la situación se calmó, Omar privó a Ibn Jira de su gobierno.
En 1079 Alfonso VI conquistó Coria, con lo que el reino aftásida perdió una de sus plazas más estratégicas. Un año después la presión cristiana era insostenible para el reino de Toledo y al-Mutawakkil envió a la ciudad a su ministro Ibn al-Kallas. Los sectores más intransigentes de Toledo instaron al monarca aftásida a que expulsara de la ciudad al débil Yahya ibn Ismail y tomase él mismo el gobierno, como medio de evitar la conquista cristiana; Omar entró en la ciudad en junio de 1080 y permaneció en ella hasta abril del año siguiente, regresando a Badajoz ante la imposibilidad de establecer un gobierno efectivo sobre el extenso reino de Toledo y de enfrentarse a las cada vez más poderosas fuerzas cristianas. En realidad al-Mutawakkil no gastó esfuerzos en reforzar las defensas de la ciudad y, al contrario, dedicó su estancia en Toledo a disfrutar de los placeres, tal como ya vivía en la corte de Badajoz, y a su marcha llevó consigo los tesoros del alcázar toledano que habían pertenecido a Yahya ibn Ismail.

En 1086 Omar al-Mutawakkil fue uno de los principales promotores de la llamada a los almorávides para salvar la situación de Al-Andalus frente al empuje de Alfonso VI, que el año anterior había conquistado Toledo. El rey de Badajoz, en una carta al emir almorávide Yusuf ibn Tashufin, expresó la desesperación de los demás reyes taifas y le urgió para que viniese a combatir a los cristianos. Omar encargó a su caid Abu al-Walid que se reuniese con los distintos qwwad andalusíes para tomar decisiones y que posteriormente cruzase el Estrecho para solicitar del walí de Ceuta la utilización de sus puertos para embarcar tropas expedicionarias. Después al-Mutawakkil envió a Ibn Muqana para la reunión de qwwad convocada por Muhammad ibn Abbad de Sevilla tras la cual pasaron a África para entrevistarse con el emir almorávide.

Los almorávides llegaron a Al-Andalus el 30 de junio de 1086 y se dirigieron hacia Badajoz para enfrentarse a las tropas de Alfonso VI. La batalla de Sagrajas tuvo lugar el 23 de octubre de 1086 en las proximidades de Badajoz y en ella el ejército castellano fue duramente derrotado. EL resultado de la batalla cambió el curso de los acontecimientos en Al-Andalus: tras la victoria, los almorávides comenzaron a anexionarse los distintos reinos de taifas. Entre 1090 y 1092 caían en la órbita almorávide los reinos de Granada, Córdoba, Sevilla y otras pequeñas taifas del Sur y el Levante peninsular.

Al-Mutawakkil intentó salvar la soberanía sobre su reino a través de un doble juego en el que, mientras que presentaba sus felicitaciones a Yusuf ibn Tashufin por la toma de Granada y colaboraba con los almorávides en la conquista de Sevilla, pedía ayuda a Alfonso VI a cambio de las plazas de Lisboa, Cintra y Santarem; el rey castellano tomó posesión de estas ciudades en mayo de 1093.

Este hecho hizo perder la popularidad al monarca aftásida y la población de Badajoz solicitó la concurrencia de los almorávides como medio de salvar el reino para el islám. La ciudad no fue tomada, sino que al-Mutawakkil y su familia fueron prendidos y encarcelados. Más tarde fue ejecutado junto con sus hijos al-Fadl y al-Abbas bajo la acusación de haber colaborado con los cristianos. Los cronistas musulmanes discrepan sobre la fecha de estos sucesos.

Además de los mencionados al-Fadl y al-Abbas, Omar al-Mutawakkil tuvo al menos otro hijo, al-Mansur, que se pasó al bando cristiano al final de los días del reino de Badajoz. Omar fue un hombre extremadamente culto, que hizo construir en su residencia -tanto en la de Badajoz como en la de Toledo, en el corto tiempo en que permaneció allí- munias o jardines de recreo en los que se cultivaban todas las artes de la literatura y especialmente la poesía. En la corte del rey de Badajoz se encontraron poetas de la talla de Ibn Yaj, Ibn Muqana, los hermanos al-Qabturnu o filósofos como Ibn al-Sid al-Batalyawsi o al-Bayí.

lunes, 9 de abril de 2018

Derrota de Alfonso VI de Castilla en Zalaca

06/04/2018 - Por CARMEN PANADERO DELGADO


El rey de la taifa de Sevilla, al-Mutamid, agobiado por los tributos que estaba obligado a pagar a Castilla y por las derrotas y humillaciones infligidas por Alfonso VI, dudaba en pedir ayuda a los almorávides.

Descartaba tal medida cuando recordaba un antiguo augurio que vaticinaba que su dinastía sería destronada y esclavizada por una tribu de fanáticos africanos que invadirían al-Ándalus.

Si todas las taifas andalusíes hubieran sido capaces de unirse, no habrían necesitado la ayuda de nadie. Pero enconadas rencillas enfrentaban a las diferentes dinastías de los múltiples reinos.

Tan seguro estaba al-Mutamid de que sin el refuerzo almorávide no lograrían unirse ni, mucho menos, librarse del acoso castellano que releía continuamente una antigua carta de Alfonso para, cuando su ánimo de llamar a los africanos flaqueara,  recuperarlo leyendo aquella misiva plena de desaires:

 “Del Emperador de las dos Religiones, el poderoso y excelente rey Alfonso ben Fernando, al rey al-Mutamid ben Abbad, que Dios fortifique y alumbre su entendimiento para que se determine a seguir el verdadero camino que os conviene; salud y buena voluntad de parte de un rey engrandecedor de reinos y amparador de pueblos, que ha encanecido en el conocimiento y prudencia de las cosas, en el ejercicio y destreza de las armas y en la perpetua consecución de victorias; el que blande las lanzas con esforzadas manos, el que hace vestir de luto a las dueñas y doncellas muslímicas, el que llena de lamentos y alaridos vuestras ciudades…” [1]


Con febril obsesión estudiaba al-Mutamid el auxilio almorávide por no dar razones a la posteridad para achacarle que al-Ándalus cayera en manos infieles, las de Alfonso VI; no podía tolerar que su nombre fuera maldecido en todos los púlpitos del Islam. Por ello, viéndose en aquel trance, contestó al hijo que le recordaba el antiguo augurio: “Si he de elegir, antes prefiero ser camellero en África que porquero en Castilla“.

Convocó en Sevilla a los representantes de las demás taifas y, por una vez bien avenidos, resolvieron enviar una vitela al jeque almorávide, Yũsuf ben Tašufin. Corría julio de 1086 d.C. El adalid africano, que por esos días habíase apoderado de la plaza de Ceuta, aceptó bajo condición de que le cedieran en propiedad la ciudad de Algeciras, porque —aseguraba— no pasaría a la península si no tenía francas y a su arbitrio ambas puertas del estrecho. Poco después el ejército de ben Tašufin cruzaba el mar y desembarcaba en las atarazanas de Algeciras; desde allí convocó en septiembre a la Guerra Santa y dirigiose con sus tropas hacia Sevilla, donde realizarían los alistamientos. Cuando al-Mutamid supo que Yũsuf se acercaba a la ciudad, le salió al encuentro con muy ricos presentes y un séquito de cien caballos. Al avistarse, lanzaron ambos sus monturas al galope, dejando atrás sus escoltas, y se abrazaron con grandes muestras de afecto.[2]

 
                                                  Alfonso VI- miniatura siglo XI

Días después se reunían en un salón del Alcázar sevillano para estudiar el plan de campaña. Hallábanse presentes —además de al-Mutamid y algunos de sus hijos y visires— Tamĩm, señor de Málaga; el walí de Beja y el hijo de ben Sumãdih de Almería. El zirí Abdallãh de Granada se les uniría más adelante, y ben al-Aftas de Badajoz los aguardaría en la capital de su reino que, por fronterizo con Castilla y León, era uno de los más castigados por los cristianos.

Alfonso VI, conocedor del desembarco almorávide, liberó a Zaragoza del duro asedio a que la sometía; dirigiose luego a Toledo con su ejército, al que seguían numerosos aragoneses, catalanes y francos; en la capital castellana uniéronseles las mesnadas de Alvar Fáñez, procedentes de Valencia, y todos se encaminaron rumbo a Coria, plaza de Badajoz que desde hacía algún tiempo le pertenecía y hacia donde también confluían las huestes cristianas de León, Galicia y Portugal.

Almorávides y beréberesBen Tašufin tranquilizó a los régulos de taifas, asegurándoles que venía a solventar sus dificultades sin esperar nada a cambio, comprometiéndose a respetar sus soberanías sin mezclarse en asuntos internos y obligándose a volver a sus tierras africanas antes de que cumpliera el plazo que habíase fijado para abandonar al-Ándalus. Tras ocho días de acampada, al alba de un día de finales de verano las fuerzas musulmanas dejaban Sevilla rumbo al norte. En cabeza iba Yũsuf con sus almorávides, tocados de negros turbantes con un velo que cubría sus rostros, dejando descubiertos solo sus ojos. Su caballería integraba a diez mil avezados jinetes. Avanzaron con rotundo percutir de tambores y banderas desplegadas, seguidos por gran copia de hábiles arqueros y esforzados peones. Tras ellos marchaban los voluntarios y, seguidamente, las huestes andalusíes de Málaga, al-Garb y Almería. Tomó el ejército el derrotero de Badajoz y, a medio camino, fueron alcanzados por el ejército de Granada, acaudillado por su rey Abdallãh[3]. Cuando ben al-Aftas de Badajoz supo que sus aliados aproximábanse a su ciudad, les salió al encuentro con provisiones y ricos presentes.
 
El ejército de los muslimes se asentó junto al Wadi-Ana en dos campos diferenciados: los almorávides, al resguardo de las altas murallas de la ciudad; las jaimas andalusíes, en una posición más avanzada. Supieron por los espías que el ejército cristiano acercábase y que Alfonso se hallaba tan ufano por sus recientes victorias y tan deseoso de enfrentarse a los muslimes que habíase adelantado con sus más escogidos caballeros, quedando separados del resto de su ejército por la sierra. Llegados los cristianos a un llano situado al norte de Badajoz, a una legua del campamento musulmán de vanguardia, allí establecieron su campo; era el paraje de al-Zallãqa (Zalaca), que en romance llamaban Sacralias (Sagrajas). Aún no habían montado sus pabellones cuando el jeque, siguiendo las normas de la sunna, envió al rey castellano un correo que decía:

En el nombre de Alá, el Clemente, el Misericordioso, me dirijo a ti para hacerte las preceptivas proposiciones a que me obliga mi ley: Sugiero en primer lugar tu conversión a la fe del Único; y si en tu ceguera, tal no consintieras, que te sometas a mí por el pago de tributo; y de no acogerte a ninguna de esas alternativas, que aceptes el combate.
 
Dicen que Alfonso VI de Castilla rugió de cólera:
— ¡¡Osa dirigirme una carta como esa a mí,…a mí!! … ¡Cuando mi padre y yo venimos imponiendo parias a muslimes desde ochenta años ha! ¡Juro por Dios que no he de abandonar este lugar sin medirme con él!
  Y redactó su respuesta en los siguientes términos:
 
He sido yo quien, por buscarte, estoy pisando tierra de tu fe. Pero, mientras yo no rehuyo el encuentro, estás tú a la espera de ver la faz de los acaecimientos al pie de la ciudad para procurarte el amparo de sus murallas. Mas atiende bien lo que te digo: entre tú y yo, solo existe ancha llanura.
 
No se tomó la molestia el Emir almorávide de responder con otra misiva. Ordenó al alqatib dar la vuelta al pergamino y escribir sucintamente en su reverso:
Lo que acontecerá ya lo verás.


El 22 de octubre procuraron, según se acostumbraba, elegir en común acuerdo fecha para la batalla. Un mensaje de Alfonso llegó a los muslimes sugiriendo que, por respetar el viernes musulmán y el domingo cristiano, la contienda se diera el sábado, día 24. Convino ben Tašufin en lo apropiado de esa fecha y respondió aceptando. Pero al-Mutamid, habituado a tratos con el rey castellanoleonés, receló una añagaza en su actitud y aconsejó al caudillo almorávide:
— No confíes en sus palabras, que es sagaz y artero. Me hace cavilar su oferta… ¡como si a él le importara respetar nuestro día de oración!…  Recordad lo que os digo: la batalla la va a dar mañana, viernes.

Derrota de Alfonso VI de Castilla en Zalaca  Pero Yũsuf se atuvo a lo acordado. Presa de gran inquietud, al-Mutamid de Sevilla consultó con sus astrólogos, multiplicó a sus espías con encomienda de vigilar  el más mínimo movimiento del campo enemigo y observó todo tipo de cautelas, porque su campamento constituía la vanguardia del ejército musulmán. A la vista de las tropas acampadas, ambas huestes contrarias parecían tener un número similar de fuerzas.

 Al-Mutamid no anduvo desencaminado en sus sospechas; envolvía la noche las jaimas andalusíes en lóbrego manto, aunque apuntaba ya en el horizonte el primer clarear del viernes, cuando los espías sevillanos irrumpieron en su campo a todo galope y pusieron en pie a las tropas con desesperados gritos de alerta. Eran seguidos a escasa  distancia por las mesnadas de Alvar Fáñez y, tras ellas, toda la caballería enemiga, cubierta de hierro y pesadas armas.
 
El señor de Sevilla envió con premura emisarios a Yũsuf requiriendo su auxilio urgente. Pero ben Tašufin no atendió de momento la apremiante llamada de al-Mutamid; al parecer, el jeque adoleció esa madrugada de algún leve mal. El campamento andalusí fue acometido tan de improviso que no pudo ponerse en ordenanza. Al punto formaron en el centro las fuerzas de Sevilla con su señor al mando, el ala izquierda integró a las huestes de Granada, Málaga y Almería, y la derecha al ejército de Badajoz. El primer choque fue atroz y muchos caballeros rodaron por tierra con sus cabalgaduras. Pronto la lucha se hizo encarnizada y, pese al inicial desconcierto, los muslimes defendíanse bizarramente, estimulados por el ejemplo de sus emires, sobre todo el de al-Mutamid, que, pese a su rostro bañado en sangre y una mano herida, mostró excepcional valor[4].
 
Tras varias horas de esforzada defensa, los flancos andaluces fueron desbaratados por la caballería castellana y diéronse a la fuga al ver que los africanos no llegaban, dándolo todo por perdido; cuando ya los andalusíes desfallecían y veíase su campo desolado, tuvo a bien Yũsuf enviar una sola división de almorávides en refuerzo de la segunda línea, lo que alivió en parte la desesperada situación por la que atravesaba. Más fatigados aún comenzaban a mostrarse los cristianos, que antes de la despiadada lid habían recorrido a caballo la legua que separaba ambos campamentos soportando la carga de sus pesados herrajes.



                                       Mapa de taífas y reinos cristianos tras batalla de Zalaca 


Los almorávides agregados formaron a la zaga de las extenuadas huestes andalusíes. Delante y rodilla en tierra, se distribuyó la prieta hilera de infantes lanceros sudaneses, que hincaron sus lanzas en la tierra, inclinadas hacia el enemigo para que en ellas se ensartase con la fuerza de su carga la caballería pesada de Castilla. Tras los lanceros, los arqueros de las cabilas de al-Magreb lanzaron sus saetas contra las fuerzas adversarias en avance. Abriéronse luego unos y otros para dar paso a la caballería ligera almorávide que, cuando chocó con la cristiana, la encontró ya muy debilitada. Fue entonces cuando los almorávides se incorporaron plenamente a la batalla, aunque el jeque Yũsuf permaneció a la zaga, oculto tras una colina con su escogida guardia y quinientos guerreros negros sudaneses.
 
Miles de infantes castellanos avanzaron desde la retaguardia para apoyar a su desfallecida caballería, ocasionándose enorme daño y mortandad en ambos ejércitos; al punto, un estruendo de tambores amplificado por el eco de los montes espantó a hombres y a bestias, oyéndose a varias leguas de distancia. Las mesnadas cristianas miraron hacia lo alto, creyendo que el cielo se desplomaba; los caballos recejaron, se encabritaron y muchos caballeros resultaron descabalgados y heridos. Terrible momento atravesaban las huestes de la Cruz cuando una gran masa de almorávides, vestidos de negro, avanzaron hacia su adversario en perfecta formación; era la infantería de Sir, integrada por zenetes, lamtunas, gomaras y masamudas, hombres austeros y durísimos del norte africano que se movían al ritmo infernal de los tambores.
 
Los cristianos retrocedían y los más distantes tornaban grupas hacia su campamento, como si algo acaeciera a sus espaldas que recabara su atención[5]. Y lo que acontecía era que, en un movimiento envolvente por los flancos y mientras la división enviada en avanzada distraía a los castellanos, Yũsuf ben Tašufin había conducido a sus almorávides hasta el campamento cristiano y habían caído por sorpresa sobre él, estragando a su paso como desmandado huracán, al grito de “Allahũ Akbar”, ¡¡Alá es grande!! La pelea hacíase cada vez más cruel; la tierra, antes reseca, embebía la sangre, y los contendientes resbalaban en aquel fango rojo; lidiaban sin tregua sobre una alfombra de despojos sanguinolentos, tropezando en las cabalgaduras reventadas. Lucharon los muslimes con tal ardor que desbarataron al enemigo, atropellaron sus pabellones y llenaron de confusión y espanto el campo cristiano
Batalla de Zalaca o Sagrajas_ Extremadura medieval


Avanzaron luego los africanos con banderas desplegadas y al mando de su Emir, lanzando el ataque en una estrategia de oleadas de enormes masas compactas y en admirable disciplina, que encerraron a los castellanos entre las filas andalusíes y las almorávides. Allí fue donde la batalla volviose más inhumana; con lanzas cortas se embestían, las espadas se abrevaban en sangre y las hachas y mazas hacían saltar  aceradas piezas de las corazas. El fragor de la contienda, el estrépito de metales, las órdenes, las invocaciones, los desesperados alaridos y horrorizados relinchos amortiguábanse por el estruendo ensordecedor de los tambores.
 
Sorprendido por su zaga, el ejército de Alfonso se defendía en precario. El sol  iniciaba su declive cuando los andalusíes que habíanse dado a la fuga en la batalla del amanecer regresaron con redoblados ánimos para sostener a al-Mutamid. Con un percutir de tambores más agudo, Yusũf ordenó a su guardia de reserva que entrase en lo más crudo de la contienda; eran sus temibles lanceros negros de Sudán, protegidos por adargas de piel de hipopótamo teñidas de vistosos colores.
 
Cuando los cristianos vieron venir contra ellos aquella despiadada tempestad, se sobrecogieron. La matanza fue espantosa, y los supervivientes, extenuados y desmoralizados, se desbandaron. Un guerrero negro acercose tanto al rey Alfonso que logró en una fiera y certera puñalada atravesar su muslo y coserlo a la silla[6]. Rodeado de un puñado de sus caballeros, el rey cristiano pudo salvarse en una huída desesperada, dejando atrás su campamento en llamas. Tomaron el derrotero de Coria, heridos y sin agua, cuando ya las sombras de la noche, piadosas, abatíanse para ocultar tantos horrores. El rey estuvo a punto de morir, ya que en la angustiosa huída de más de 100 km. sufrió un colapso —debido a que, a falta de agua, diéronle a beber vino para paliar la sed producida por la pérdida de sangre—. Entonces pasearon los vencedores por aquel campo entre gemidos de  heridos y moribundos. Las cabezas amontonadas de los cristianos hicieron de sangrientos alminares para la llamada a la oración en el crudo amanecer del siguiente día.

Aquel hecho acaeció el 23 de octubre de 1086. Tan sonada fue aquella victoria para al-Ándalus que ese año fue conocido durante décadas como “el año de Zallãqa”.

En la alcazaba de Badajoz congregáronse los soberanos andalusíes en torno al admirado y temido Yũsuf ben Tašufin, mostrándose jubilosos y agradecidos por aquel triunfo que venía a resarcirlos de tantas humillaciones y derrotas. Entre vítores  otorgaron al caudillo almorávide el título de Príncipe de los Creyentes, mientras Yũsuf les aconsejaba y encarecía que procurasen siempre entre ellos fraterna paz, pues era mucho más aquello que los unía que lo que los separaba.
 
Pese a tan contundente victoria, no supieron sacarle el provecho que hubieran podido; no reconquistaron otras plazas, pero lograron mantener la línea fronteriza en Calatrava. También trajo consigo ventajas nada despreciables para ellos: las taifas dejaron de pagar parias a Alfonso VI y el triunfo infundió a los andalusíes los alientos perdidos[7]. Sin embargo, para su desventura, no sirvió para unirlos; prosiguieron los régulos con sus recelos y perennes rencillas.

Antes de que venciera el plazo pactado para su salida, ben Tašufin retornaba a Ceuta, pero cavilando en volver pronto a al-Ándalus… y con muy diferentes miras.

[1] -“Historia de la Dominación de los árabes en España, sacada de varios manuscritos y memorias arábigas“, de José Antonio Conde,.- Facsímil.- Marín y Cª, Editores- Madrid, 1874.
[2] . “El Collar de Aljófar“, de Carmen Panadero.- Edit. Leer-e, Pamplona, 2015.
[3] – “El siglo XI en primera persona. Memorias de Abdallãh, último rey zirí de Granada” (traducción de Levi-Provençal y Emilio García Gómez).- Alianza Editorial, Madrid-1980.
[4] – “Historia de los Musulmanes de España“, de Reinhart P. Dozy.- Ediciones Turner, Madrid-1982.
[5] – “Las Grandes Batallas de la Reconquista durante las invasiones africanas”, de Ambrosio Huici Miranda.- Edit. Universidad de Granada.- Granada, 2000.
[6] – Estudiados en el siglo XX los restos del rey Alfonso VI, pudo aún apreciarse la marca dejada en su fémur por el puñal que lo hirió.
[7] – “Los reinos de Taífas. Fragmentación Política y esplendor cultural”, de Pierre Guichard y Bruna Soravia.-  Edit. Sarriá, S.L.- Málaga, 2005.
AUTORA:
Carmen Panadero Delgado



Carmen Panadero Delgado nació en Córdoba y reside en Ciudad Real. Es pintora y escritora.
Estudió Profesorado de E.G.B., ejerciendo la enseñanza a lo largo de varios años. Inició su formación plástica en Madrid, en el Estudio de Dibujo y Pintura de Gutierrez-Navas. Posteriormente, en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Por estos años escribió también una primera novela corta, para luego centrarse únicamente en su actividad plástica, realizando veintiseis exposiciones colectivas y otras tantas individuales, y recibiendo algunos premios y distinciones. Su obra se encuentra representada en Museos y colecciones públicas y privadas de España, Alemania, Portugal, Reino Unido y EE.UU.

martes, 27 de marzo de 2018

Sobre Ibn Marwan y la fundación de Badajoz

Badajoz,27 marzo, 2018,academiaplay.es/Juan María Pérez


Escultura en honor a Ibn Marwan, fundador de Badajoz, realizada por el escultor Estanislao García.

Siglo IX en la Península Ibérica. El dominio ejercido por el Islam ocupa prácticamente más de la mitad del territorio peninsular, siendo Córdoba la capital del emirato omeya. Pero de todo este extenso dominio territorial nos vamos a detener en lo que hoy es Mérida, donde una familia de muladíes (cristianos conversos al Islam) de origen hispanogodo (procedente probablemente del norte del actual Portugal) logró asentarse tras abrazar sus nuevas creencias. Aquí, el cabeza de familia Marwan ben-Yunus (o al-Yilliqi, que significa “el hijo del gallego“, o “el gallego“, siendo ésta la denominación atribuida a aquellos que procedían del norte peninsular)  lograría alcanzar el influyente puesto de wali o gobernador de la ciudad, facilitando y asegurando el asentamiento y la calidad de vida de la familia. Pero será su hijo, Ibn Marwan al-Yilliqi quien alcance un notable relieve en la historia del Islam durante su dominio peninsular.

Durante esta época, los muladíes fueron un grupo social que provocaron no pocas revueltas contra el poder de los primeros emires omeyas, siendo el alzamiento de Mérida de mediados del siglo IX uno de los más importantes. A pesar de su espontaneidad y contar con el factor sorpresa, la revuelta fue sofocada, e Ibn Marwan fue hecho prisionero y llevado a Córdoba. Su estancia en prisión fue breve, ya que se ganó la confianza del emir cordobés gracias a sus grandes dotes y reputación militar que supo combinar con su carácter social y persuasión de forma hábil hasta ganarse el puesto de capitán de las guardias reales de Muhammad I. No obstante, a pesar de contar con el beneplácito de la corte cordobesa, encontró la enemistad y firme oposición del hayib o primer ministro Hassin, quien llegaría a menospreciarlo y desprestigiarlo públicamente en presencia del emir. Viendo Ibn Marwan que el hayib ostentaba un poder y una influencia a los que no podía hacer frente, decidió abandonar Córdoba con un nutrido grupo de fieles seguidores, a los que se les unirían más efectivos desde Mérida, logrando levantar así un ejército capaz de oponer resistencia al emir durante un largo tiempo. Finalmente, en el año 874 Ibn Marwan y los restos de su ejército tuvieron que guarnecerse en el castillo de Alange, que por su posición estratégica junto al río Matachel y la orografía del terreno lo convertían en un lugar prácticamente inexpugnable.

Tras tres meses de asedio por parte del ejército real del emir Muhammad I, Ibn Marwan capituló, estableciendo como condición para el cese de las hostilidades que se le permitiera establecer residencia en la antigua aldea visigoda de Batalius, instalándose en lo que actualmente conocemos como el Cerro de San Cristóbal, en la margen derecha del río Guadiana. Pero el emir no estuvo de acuerdo en la ubicación elegida por el rebelde muladí; así que, temiendo que pudiera volver a sublevarse contra el emirato y ante la imposibilidad de poder reducirlo y derrotarlo si ocupaba esa posición estratégica difícil de asaltar y asediar, le ofreció como contraoferta la posibilidad de instalarse en el Cerro de la Muela, ubicado frente al otro cerro en la margen izquierda del río, mucho menos protegido por la orografía.

De esta forma, en el año 875 Ibn Marwan fundaba la ciudad de Batalyaws. Nacía así la ciudad de Badajoz, una importante ciudad que llegaría a ser de las más poderosas del reino. Ibn Marwan repobló el núcleo anterior aprovechando los restos de la antigua presencia visigoda, lo dotó de una fortificación y una cerca defensiva y levantó una mezquita intramuros.

Pero la tranquilidad del muladí duró poco, y no tardó en verse envuelto nuevamente en otras batallas y rebeliones: Entre los años 876 y 877 participó en la batalla de la Sierra de la Estrella contando con el apoyo de Sadun al-Surunbaki (señor del Algarve) y del monarca astur-leonés Alfonso III, logrando un acuerdo del emir que ampliaría y aseguraría sus dominios. También hubo un momento en el que Ibn Marwan alió sus fuerzas con el emir para recuperar Mérida de manos de Ibn Tarik, quien parece que llevó a cabo una masacre acabando con las amistades y contactos que el muladí conservaba allí, lo que provocó su ira y rechazo hacia Ibn Tarik. Importante fue también la batalla de la Sierra de Monsalud, en la zona de la Lusitania y el Algarve, en donde, con la colaboración de Alfonso III de León derrotaron al hayib Hassin, quien acabó como prisionero del rey cristiano. A pesar de esto, Hassin pudo ser rescatado por el emir de Córdoba pagando por su liberación y, una vez recuperado de su cautiverio, el hayib, con el beneplácito del emir, emprendió una nueva campaña contra su tan odiado enemigo; no obstante, Ibn Marwan envió un mensaje a Muhammad I, quien detuvo la operación militar, instándole a que el ataque fuera suspendido si no quería que destruyera la ciudad antes de la llegada de las tropas y que volviera a liderar campañas de hostigamiento desde las serranías.

Finalmente, Ibn Marwan fallecía en torno al año 912 (la fecha exacta de su defunción no se conoce), siendo sucedido en el poder por algunos de sus familiares directos hasta que el califa Abd al-Rahman III arrebató el poder a su último gobernador.



Ruta localizada en el Castillo de la Culebra en honor a Ibn Marwan.

Actualmente, los badajocenses conmemoramos los orígenes de nuestra ciudad en la colorida, mágica y enriquecedora fiesta de Almossassa, celebrada cada otoño. El casco histórico se llena de colores, olores exóticos y música que acompañan la recreación de la fundación de la ciudad de Badajoz por Ibn Marwan, haciendo un recorrido histórico por las etapas más señaladas de nuestro pasado árabe. Representaciones teatrales, un mercado árabe-medieval y multitud de eventos culturales jalonan esos días de fiesta en la que todos los ciudadanos nos entregamos, año tras año, al conocimiento de nuestras raíces.

BIBLIOGRAFÍA:

-Álvarez Palenzuela, V. A. (coord.): Historia de España de la Edad Media. Ariel. Madrid, 2011.
-Kurtz Schaefer, G. S.: “Judíos en Badajoz”. En revista Sharia, nº 74, 2015.
-Martínez Martínez, M. R.: Historia del reino de Badajoz durante la dominación musulmana (Re Prod. Facs. de la Ed. de Badajoz: Librería Antonio Arqueros, 1904) Edición en facsímil. Maxtor, 2005.
-Suarez de Figueroa, D.: Historia de la ciudad de Badajoz. Renacimiento. Sevilla, 2006.

martes, 20 de febrero de 2018

Los avances en la rehabilitación de la Alcazaba

Badajoz, 28 de enero de 2018 - hoy.es


                                               Torre de los Acevedos. / HOY


En los últimos  cinco años, se ha dado un salto de gigantes en la rehabilitación de la alcaza de Badajoz.

La sorpresa de la puerta del Metido y el hallazgo de la puerta del Alpéndiz, la recuperación del paseo completo por el adarve de la muralla, el yacimiento arqueológico y la reciente rehabilitación de las torres de Santa María y de los Acevedos suman nuevos atractivos a la niña bonita de la ciudad.

La ampliación del Museo Provincial de Bellas Artes (MUBA), la restauración de la estatua de Mercurio del edificio de La Giralda y la colocación de su réplica de nuevo en la torre y la recuperación en marcha de la antigua Iglesia de Santa Catalina, que culminará este año, completan esta lista.

Esta tendencia de recuperación patrimonial que vive Badajoz no parece que vaya a frenar. En la parrilla de salida hay proyectos prometederos. Al menos hay cinco iniciativas que se acometerán en los próximos años.

Comprometida está ya la recuperación del Hospital Provincial. Todo apunta a que la primera fase de la rehabilitación de este inmueble en la plaza Minayo arrancará en el primer trimestre del año. Puede que antes por fin veamos el esperado rescate del Edificio Metálico, el antiguo mercado de abastos de la Plaza Alta.

La Universidad ya ha contratado las obras para recuperar este Bien de Interés Cultural y transformarlo en paraninfo. Aspira a estrenarlo el próximo curso, por lo que el inicio de las obras debería ser inminente.

                                                    Puerta del Alpéndiz. / HOY

El edificio de La Galera también tiene ya presupuesto. El Ministerio de Fomento acaba de aprobar el proyecto presentado por el Ayuntamiento al programa 1,5 por ciento Cultural. Su recuperación y conversión en centro cultural se desarrollará durante este año y el próximo.
La barbacana de San José y el lienzo de la muralla próximo a la puerta del Capital también se restaurarán este año.

La última actuación patrimonial en cartera, contemplada en el proyecto Dusi, será la conexión, mediante un corredor verde -siguiendo la muralla abaluartada- desde Puerta Pilar al parque de Los Sitios. Esto obligará a despejar la visión del baluarte de San Roque, y del lienzo de muralla de la calle Estadium.